El consumo de determinados alimentos puede afectar a nuestra salud no sólo física, sino también mental. Los efectos de alimentos ultraprocesados no son los mismos que los de los alimentos naturales.
El consumo de alimentos ricos en azucares y grasas en momentos de bajón, estrés o ansiedad ayudaba a mejorar nuestro estado de ánimo debido al instinto atávico de recompensa. Sin embargo, hoy también existen teorías que relacionan estos alimentos con la causa de los estados de ansiedad o depresión.
¿Es nuestro estado de ánimo el que influye en lo que comemos o esa sensación de ‘bajón’ se debe a lo que ingerimos?
Los nutricionistas afirman que no hay ninguna dieta que cure la depresión o la ansiedad, pero sí parece que un patrón de alimentación saludable podría paliar sus síntomas. El consumo habitual de frutas, hortalizas, legumbres, frutos secos, granos integrales, lácteos fermentados, huevos y pescados ha ido ganando peso por sus virtudes para reducir los síntomas de la depresión y del desánimo.
Aunque tradicionalmente se le haya atribuido al consumo de chocolate negro la capacidad de mejorar el estado de ánimo, no existe evidencia sólida que respalde esta práctica, si bien algunos trabajos asocian su consumo a la activación de ciertos núcleos cerebrales responsables del placer. Tampoco existen evidencias de que mejore nuestro ánimo con los suplementos con triptófano o la alta ingesta de los alimentos ricos en este aminoácido, precursor de la serotonina, un neurotransmisor asociado al bienestar que se encuentra en una amplia variedad de alimentos que van desde las legumbres, a las frutas, granos enteros y sus derivados, los pescados, legumbres o los frutos secos.
Seguir una alimentación saludable se asocia a un mejor estado de salud y bienestar general, aunque los expertos señalan que no hay una dieta específica para la salud mental, sino recomendaciones que podrían prevenir la ansiedad o la depresión, como seguir la dieta mediterránea, mantener un peso saludable, evitar el alcohol y el tabaco, y realizar actividad física.
Fuente: www.fundacionmapfre.org