Cómo el arte me ayudó a superar mi Cáncer de Mama

mujer con cancer de mama

Mónica Giannini, una compañera de la Fundación Integralia DKV, comparte su experiencia sobre cómo el arte la ayudó a sanar durante su lucha contra el cáncer de mama. Descubre cómo el arte se convirtió en una parte esencial de su proceso de recuperación.

Primer Acto: El Diagnóstico

El diagnóstico de una enfermedad grave es un comienzo abrupto de una nueva realidad. Mónica Giannini, como una artista detrás del telón, se enfrentó al espejo después de perder su cabello debido a la quimioterapia. Se encontraba ante una imagen que antes no le era familiar: su cabeza rapada, sus pómulos sin el maquillaje que solía usar y su cuerpo, que había perdido su forma anterior. La cicatriz en su pecho parecía atravesar toda la habitación, y la pregunta sobre el sentido de su historia se hacía presente.

El diagnóstico de cáncer de mama había llegado como un golpe inesperado. Una exploración rutinaria había revelado la noticia que a menudo tememos escuchar. La historia había comenzado, y Mónica se encontraba en una nueva etapa de su vida.

Segundo Acto: El Arte

Mónica se refugió en el arte como una forma de expresión durante su lucha contra el cáncer. A través de la pintura y la ilustración, utilizó diversos estilos y técnicas para representar a una mujer en constante lucha entre su sensualidad y sus demonios internos. Sus obras reflejaban facciones marcadas, desnudos y cicatrices, y un amigo finalmente señaló que esas pinturas eran un reflejo de ella misma.

Las pinturas de Mónica capturaron su experiencia en el hospital, donde se mostraba coqueta durante el día y enfrentaba su verdadero estado por la noche: débil, sin cabello y con náuseas. El arte se convirtió en su forma de sanar y expresar lo que sentía sin restricciones.

Tercer Acto: El Final

Mónica se convirtió en un referente para otras mujeres que luchaban contra el cáncer de mama. Ofreció talleres y charlas sobre la gestión emocional y el cuidado de la autoimagen a pacientes en la misma clínica donde recibía tratamiento. También creó una página en Facebook donde compartía su batalla contra la enfermedad, ofreciendo apoyo a otros.

Años después, aunque Mónica siente orgullo por su valiente lucha, las secuelas de la quimioterapia siguen presentes. Dolores de cabeza, fatiga y problemas dentales son algunas de las consecuencias. Sin embargo, ahora trabaja en la Fundación DKV Integralia, donde dirige un equipo y ayuda a empoderar a personas con discapacidades.

La historia de Mónica es un recordatorio de la importancia del arte como terapia y la fuerza del espíritu humano en la lucha contra la adversidad.

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